El dijo que no le molestase. Las cadenas estaban tiradas a los pies de la puerta.
Yo los oía. Las paredes eran de pepel y Gabriel también tenía la puerta cerrada.
Los dos a lo mismo.
Bueno, yo también podía hacerlo.Pero aquellas cadenas... No quise insistir, me las llevé y las guardé en el escobero. Al rato me di cuenta de que el sonido que venía de la habitación de Adrián había cambiado. Ahora era música... de banda sonora. Sin embargo desde la puerta de Gabriel se escuchaban todavía aquellos sonidos tan espectaculares. La mezcla era electrizante.
Me quedé sentada en el pasillo escuchando aquel cóctel sonoro.
De pronto Adrián abrió la puerta y todos los efectos de sonido de Norte y Sur me golpearon en la cara como una ráfaga de viento.
Me miró muy serio.
-Vete por favor.
-¿Qué?
-Se que estás ahí,te oigo respirar.
Yo me puse a la defensiva. -¿Y te molesta?
-Fue ayer Ari, ayer. Estoy carnívoro. Vete a tu habitación o... pero no te quedes ahí. Por favor.
Me levanté.
-Tenemos que hacer algo. No podemos estar así todos los meses.
-Hay dos cosas que puedes hacer: Te marchas durante todo el día.o lo pasas aquí conmigo.
Poemas visuales de Joan Brossa
Hace 6 años